María Isabel Fernández Gutiérrez (Torrellano, 1972) dio la gran alegría de estos Juegos a España, con su oro en judo. Se trataba de una chica menuda y nerviosa, de 1,60 de estatura, perteneciente a una familia vaquera de origen cántabro que se estableció junto al Mediterráneo. De temperamento inquieto, amaba el ejercicio, practicó el ballet y el balonmano, donde destacó mucho, pero su hermano mayor Aquilino inauguró el Club Judo Torrellano. Con doce años, Isabel ganó el Campeonato de España infantil, tras lo que la tomó a su cargo Sergio Cardell, que también entrenaba a Miriam Blasco. Este falleció en accidente de moto veinte días antes de que Miriam ganara su oro en Barcelona.
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18.11.24
Río-2016. Carolina Marín, la pionera del bádminton
Quizá el más raro fenómeno de nuestro deporte haya sido Carolina María Marín Martín (Huelva, 1993), que llegó a la cima en una especialidad sin más tradición en España que la de juego menor para la orilla de la playa. Asentadísimo en Asia, que venia acaparando todos los premios en Mundiales y Juegos Olímpicos, esta chica andaluza afrontó a las grandes campeonas de aquel mundo lejano y logró alzarse con el número uno. Y todo empezó por una feliz casualidad. Su madre, Antonia Martín, era bailaora, y desde los tres años la llevó a la escuela de la asociación del barrio. Pero a los ocho acompañó a una amiga del colegio que jugaba al bádminton; aquello le gustó y, para fastidio de su madre, a los doce decidió abandonar el flamenco para dedicar todas sus horas libres a su nueva pasión. Su padre, Gerardo Marín, que fallecería en 2020 a causa de un accidente laboral, la llevó y trajo a entrenamientos y competiciones hasta que a los catorce años fue absorbida por la residencia Joaquín Blume. Allí dio con Fernando Rivas, su entrenador, un grande que sacó de ella la gran campeona que llevaba dentro.
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