7.5.25

Veinte juegos de Calentamiento

 

·  Pilla-pilla tradicional


Objetivo: Mejorar la rapidez y la agilidad.
Cómo se juega: Un jugador es el que "pilla" y debe tocar a los demás para que se conviertan en "pillados". El último jugador libre gana.

·  Pilla-pilla por equipos


Objetivo: Fomentar el trabajo en equipo.
Cómo se juega: Se dividen en dos equipos. Los miembros de un equipo deben atrapar a los del otro equipo. Cuando un jugador es tocado, se convierte en parte del equipo contrario.

·  La cuerda asesina


Objetivo: Mejorar la velocidad y la coordinación.
Cómo se juega: Un jugador gira una cuerda, y los demás deben saltar sin ser tocados por ella. Si un jugador es tocado, se convierte en el que gira la cuerda.

20.11.24

El calentamiento

 Existe una necesidad psíquica, muscular y orgánica de poner nuestro organismo a punto para realizar un esfuerzo superior a lo normal.

El calentamiento es, desde los orígenes de la EF, una parte fundamental de nuestras sesiones. Si nos remontamos a la Escuela Natural o  a la Escuela Sueca encontramos que, con independencia de la filosofía o de la concepción de la educación propia de cada una de ellas, ambas consideran que la sesión de EF debe iniciarse con la animación, o ejercicios vivificantes en el primer caso, o ejercicios preparatorios en el segundo.

Ejercicio de Relajación: La Aventura del Bosque Mágico

 Introducción

Hoy vamos a embarcarnos en una aventura mágica en un bosque encantado. Este ejercicio nos ayudará a relajarnos y a concentrarnos en nuestra respiración. Encuentra un lugar cómodo para sentarte o acostarte y cierra los ojos.

Narración

Imagina que estás en un hermoso bosque. Los árboles son altos y frondosos, y sus hojas susurran suavemente con el viento. El sol brilla a través de las ramas, creando patrones de luz y sombra en el suelo.

Ahora, toma una respiración profunda por la nariz. Siente cómo tu barriga se llena de aire. Mantenlo por un momento...y suéltalo lentamente por la boca. Imagina que estás dejando escapar todas las tensiones del día.

Mientras caminas por el sendero del bosque, notas el canto de los pájaros. Escucha cómo suena cada trino. Respira profundamente de nuevo. Inhala...y exhala. Con cada respiración, siente cómo te llenas de energía de la naturaleza que te rodea.

A medida que avanzas, te encuentras con un pequeño arroyo. El agua fluye suavemente, y puedes ver cómo brilla bajo la luz del sol. Detente un momento y escucha el murmullo del agua. Toma otra respiración profunda. Imagina que el agua se lleva todas tus preocupaciones.

Siguiendo el sendero, llegas a un claro donde hay flores de todos los colores. Cada vez que respiras, imagina que estás absorbiendo la belleza de esas flores. Inhala por la nariz...siente cómo la fragancia de las flores te llena de felicidad...y exhala lentamente, dejando ir cualquier tristeza.

Ahora, visualiza que en el centro del claro hay un árbol gigante, cubierto de luces brillantes. Este es el Árbol de los Sueños. Acércate y toca su corteza. Siente la energía que emana de él. Toma una última respiración profunda, llenándote de calma y paz. Mantén esa sensación mientras exhalas.

Cierre

Cuando estés listo, comienza a mover suavemente tus dedos y tus pies. Abre los ojos lentamente y regresa al lugar donde estás. Recuerda que puedes volver a este bosque mágico siempre que necesites relajarte. ¡Espero que te sientas renovado y listo para continuar tu día!



18.11.24

Barcelona 92. La natación española por fin toca oro

 Este quizá sea el momento de profundizar en la figura de un aragonés inteligente y tozudo, José Luis Zubero, así, sin guion, nacido en 1931 en Zaragoza. Estudió Medicina y jugó (bien) al baloncesto en el Helios. Pívot de 1,83, toda una estatura en la época, llegó a estar preseleccionado por España y tuvo una oferta del Barcelona. Hombre inquieto, prefirió viajar a Estados Unidos, donde contempló estudios y prosperó como oftalmólogo. Se casó allí, tuvo tres hijos a los que inscribió con los dos apellidos unidos por un guion, y puso una clínica propia. Tan agradecido estuvo a Estados Unidos que incluso fue a la guerra de Vietnam, como oftalmólogo, donde vio horrores. También trabajó de forma altruista en Argelia, Kenia y Bangladés, pero siempre procuró que sus hijos, David (1959), Julia (1961) y Martín (1969), los tres nacidos en Jacksonville, Florida, pasaran los veranos en Zaragoza, con la familia española. También los empujó al deporte, y a los tres les fue bien en la natación. Aunque eran puramente estadounidenses y hablaban un español precario y con marcado acento de allí, el padre decidió que nadaran por España, donde obviamente podían destacar más. Los tres fueron olímpicos. David obtuvo el bronce en los 100 mariposa en Moscú-1980, en los que también compitió Julia, que no logró medalla.